Avances navideños

Buenas.
Ya estamos por aquí de nuevo para contaros nuestras últimas aventuras.Lo primero es felicitaros estas fiestas tan entrañables y familiares. Esperamos que el turrón, el mazapán y el marisco, pavo o cordero no os hayan sentado mal.

IMG-20121208-WA0002El pasado sábado se produjo un hito importante en la restauración del automotor 9121. Como sabéis, habíamos hecho importantes avances en la chapa. Conseguimos lijarlo entero para quitarle los puntos de corrosión y después le dimos masilla a espuertas. Masilla que tuvimos que lijar para dejar la chapa lisa como el culito de un bebé. Además, estuvimos reparando en nuestro local todos los focos, pilotos, manillas de puertas, pasamanos y demás accesorios que van colocados por fuera.

Dentro de estos trabajos preparatorios, estuvimos repasando la impermeabilización del techo, porque nos salieron un par de goteras pequeñitas, pero que no nos gustaban nada. Así que un par de socios se subieron de nuevo al techo a dar más clorocaucho. Ya de paso, revisaron el estado del depósito de agua y repasaron las juntas, por si el agua pudiese entrar por ahí. Con el trabajo terminado, y gracias a esta climatología que hemos tenido las últimas semanas, pudimos comprobar que el techo del automotor es estanco como un submarino.

Uno de los miércoles por la tarde (debería decir noche, porque a la hora a la que vamos al Museo ya se ha hecho de noche), pertrechados con nuestros focos y alargadores, nos pusimos a colocar los pilotos superiores, a los que ya sólo les queda pintarlos, que se hará cuando se pinte el automotor, y montarle los portalámparas y las lentes.

 

Volviendo al principio, después de todas estas cositas, que parecen poco, pero que en realidad son importantes, este último sábado nos pusimos a enmascarar todo el automotor para que éste recibiera su primera capa de imprimación. Mientras unos enmascaraban, otros lijaban los pequeños puntos de óxido superficial que habían salido. Realmente eso de lijar es demasiado «gordo», porque muchos de esos puntos se iban frotando con el dedo, pero bueno, así nos asegurábamos de que quedaba bien.

Con todas las partes del automotor que no tenían que recibir imprimación ya tapadas (qué sería de estos trabajos sin la existencia de los periódicos de papel y la cinta de carrocero), enchufamos el compresor y nuestro socio Antonio empezó a preparar la imprimación. Cuando hubo suficiente presión en el calderín, Antonio empezó a aplicar el producto.


Después de un ratito de trabajo, este fue el resultado. Vale, se ven restos de la imprimación anterior y de la masilla, pero tened en cuenta que es la primera capa.

Por otro lado, en otro de nuestros varios frentes abiertos (¡cómo nos gusta a nosotros eso de meternos en más de un «fregao» a la vez!), no hemos dejado de lado completamente a nuestro amigo el Memé. Seguimos gestionando con el Museo su traslado a algún taller, y hemos ido preparando algunas cosas para que su estancia en el «hospital de los trenes» sea lo más corta y lo menos dolorosa posible. Así, hemos ido preparando todo para poder extraer la capota del motor en un pis-pas, para que nos deje el paso libre al motor y a la caja de cambios.

En cuanto a los temas burocráticos para el traslado, hemos localizado, no sin esfuerzo, el número UIC del tractor, paso imprescindible para que nos autoricen el movimiento, y estamos haciendo las gestiones necesarias para pasar las revisiones oportunas.

Planos neumáticos del automotor digitalizados

Planos neumáticos del automotor digitalizados

Y también tenemos otro avance en los papeles. Nuestro vicepresi se lió la manta a la cabeza y pasó a limpio los esquemas neumáticos del «Zaragoza» que teníamos hechos a mano. Así los tendremos más comprensibles y podremos imprimir tantas copias como necesitemos para guarrearlos mientras trabajamos.

Y ya en otro ambiente más festivo, unos pocos socios nos fuimos a celebrar nuestra ya tradicional «cena» de Navidad. Y pongo «cena» entre comillas, porque este año la hicimos a las 3 de la tarde, es decir, que hicimos comida y además, nos fuimos a Segovia. Así matábamos dos pájaros de un tiro. Por un lado probábamos los trenes de alta velocidad, y por otro nos metíamos un buen cochinillo asado entre pecho y espalda. Aquí os dejo tres instantáneas para recordad ese día.

Ya sólo me queda desearos, en nombre de todos mis compañeros, que paséis unas felices fiestas, al menos lo que queda de ellas.

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