Volvemos tras la Semana Santa

¿Cómo ha ido la semana santa? Esperamos que bien. A algunos las lluvias les arruinaron las procesiones, a otros las salidas a la playa y a otros les regó los campos. “Nunca llueve a gusto de todos” dicen, y será por algo. ¿Y en AREMAF qué? Pues en AREMAF estuvimos dándole vueltas a cambiar los días de trabajo, a suspenderlos por vacaciones… a vestirnos de nazarenos o hacer una barbacoa pagana de viernes santo y danzar en círculos en torno al Zaragoza reclamando ayuda a los dioses.

Faros zaragozaEl pequeño Zaragoza sigue dándonos esos deliciosos dolores de cabeza con cada hallazgo que hacemos en sus entrañas. A parte de taponarle algún orificio de cara las lluvias de esta semana santa, también estuvimos con la carrocería –qué raro eh- y se limpiaron en imprimaron los soportes de los faros que restaban por quitar, y más lija. Paciencia, ante todo mucha paciencia, pero sin rendirse, que los bichos, maderas podridas y desconchones no se han comido a nadie.Pero al final la sangre no llegó al río e hicimos lo de siempre: miércoles por la tarde y sábado de 11.30 hasta que se nos acabó la paciencia. Y este sábado santo la paciencia se nos acabó a eso de las 21.30.  Con esto de que las tardes son tan largas y que nos habíamos metido en faena, algunos llegamos tarde al cine porque nos pilló recogiendo trastos en Delicias.

En la neumática, ya está en camino la reparación del calderín. Esto, como es medio de encargo y de favor, pues no depende mucho de nosotros, pero ponemos todo de nuestra parte para que las cosas vayan con la mayor celeridad. El Museo ya nos ha provisto del aceite nuevo que llevará el motor, y estamos deseando montar el depósito principal de aire y comprobar que tras su puesta a punto motor y compresor funcionan debidamente y que el 9121 vuelve a hacer ruido y a soplar aire.

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En el local estuvimos recogiendo trastos y probando el nuevo taladro vertical, que va estupendo.  Hubo que “ordenarle” las fases de sus 380V, porque giraba en el sentido contrario al deseado, y también está pendiente de que le coloquemos algún brazo más a la polea y poco más. Ya funciona como es debido, y ya se puede utilizar que es lo importante.

También le hemos quitado al Memé sus baterías.  El 301 está esperando una reparación de su embrague y otros elementos y estamos trabajando con el Museo del Ferrocarril para ponernos a ello cuanto antes. Pero de momento las baterías que nos regalaron unos amigos, y que tan bien nos están funcionando, las hemos devuelto al local. Las vamos a cargar, revisar niveles y tenerlas listas para el trabajo que se les va a venir encima. Trabajo que también se nos viene encima a nosotros. Han faltado las torrijas.

 

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